Además de su ya conocido uso en autismo, hoy es utilizada en múltiples escenarios, que van desde bebes prematuros al Parkinson
Sebastián A. Ríos LA NACION
Nadie puede ser completamente indiferente al poderoso y magnético influjo de la música. Eso es lo que surge de las palabras del doctor Clive Robbins, uno de los musicoterapeutas más relevantes del mundo, cocreador del abordaje terapéutico Nordoff-Robbins, que plantea que todas las personas, incluso las más discapacitadas, poseen una sensibilidad musical que puede ser utilizada para estimular su crecimiento y desarrollo.
"La música es enormemente versátil como medio de terapia, pues actúa en niveles muy distintos. Puede trabajar físicamente, puede trabajar sobre lo cognitivo, a través de las emociones, puede establecer un diálogo interactivo, hacernos mover, puede hacernos pensar", comentó Robbins a LA NACION, que visitó esta semana la Argentina para participar del Simposio Internacional de Musicoterapia y Neuropsiquiatría Infantil.
"Si bien su aplicación es conocida en niños con necesidades especiales, en geriatría y en psiquiatría, ha crecido su uso en el área médica en todo el mundo, y actualmente reciben servicios de musicoterapia desde bebes prematuros hasta adultos mayores, pasando por niños y adultos con diferentes diagnósticos", comentó la licenciada Marcela Lichtensztejn, jefa del Servicio de Musicoterapia del Instituto de Neurología Cognitiva (Ineco), que organizó el simposio.
"Tratamientos para el dolor, oncología, neonatología, maternidad, recuperación posquirúrgica, rehabilitación neurológica y la lista sigue. Incluso se utilizan los beneficios de la música para reducir dosis de anestesia o para ofrecer estimulación y calidad de vida a personas en estado de coma", completó Lichtensztejn.
El abordaje terapéutico desarrollado por Robbins junto con su colega, el pianista Paul Nordoff, propone un papel activo para el paciente: el musicoterapeuta no hace música para el paciente, sino con el paciente. Y no hace falta saber nada de música para verse beneficiado con su enorme potencial terapéutico. "El tipo de trabajo que hacemos es llamado «musicoterapia creativa», porque está basado mayormente en la improvisación", explicó Robbins. Improvisación e investigación
Pero detrás de la creatividad artística que utiliza como herramienta de trabajo el abordaje Nordoff-Robbins, se encuentra una sólida base científica con años de investigación financiados por el Departamento de Salud de los Estados Unidos, que dieron como resultado un método para la planificación del tratamiento, pero también para la investigación clínica en musicoterapia.
"Cada sesión debe ser grabada, y luego debe ser analizada cuidadosamente, antes de plantear la siguiente sesión. Lo importante es tener la libertad para improvisar, pero luego el tiempo para observar lo que uno ha hecho, y hasta dónde el niño [el paciente] ha llegado -dijo Robbins-. Lo que hacemos es utilizar la improvisación musical como una especie de radar que nos permite ver dónde se encuentran las respuestas y qué se puede hacer con ellas."
"Esta metodología de trabajo ha permitido realizar estudios que aportan evidencias clínicas de los resultados de los tratamientos", agregó Lichtensztejn, directora del posgrado de Musicoterapia y Neurología de la Fundación Favaloro.
"Hoy hay estudios sobre la sincronización rítmica y el movimiento en personas con Parkinson, precisamente para mejorar la anticipación, iniciación y ejecución motriz; estudios sobre la utilización del canto para estimular o recuperar el habla; estudios que evidencian los beneficios del uso de la música con bebes prematuros para estimular el desarrollo".
Así, de la mano de una investigación científica cada vez más sólida, el campo de trabajo de la musicoterapia se ha ampliado hasta lugares impesados. Robbins citó, por ejemplo, el caso de un hombre en coma que despertó tras un tratamiento de musicoterapia.
"Lo único que podía hacer era respirar, y el terapeuta simplemente le cantaba al ritmo de su respiración, muy suavemente. Al cabo de unas pocas semanas, comenzó a mover las manos, a abrir los ojos; pero lo destacable es que, una vez recuperado, recordó haber oído la voz de alguien que lo quería ayudar, que quería llegar a él a través de la música."
Nadie puede ser completamente indiferente al poderoso y magnético influjo de la música. Eso es lo que surge de las palabras del doctor Clive Robbins, uno de los musicoterapeutas más relevantes del mundo, cocreador del abordaje terapéutico Nordoff-Robbins, que plantea que todas las personas, incluso las más discapacitadas, poseen una sensibilidad musical que puede ser utilizada para estimular su crecimiento y desarrollo.
"La música es enormemente versátil como medio de terapia, pues actúa en niveles muy distintos. Puede trabajar físicamente, puede trabajar sobre lo cognitivo, a través de las emociones, puede establecer un diálogo interactivo, hacernos mover, puede hacernos pensar", comentó Robbins a LA NACION, que visitó esta semana la Argentina para participar del Simposio Internacional de Musicoterapia y Neuropsiquiatría Infantil.
"Si bien su aplicación es conocida en niños con necesidades especiales, en geriatría y en psiquiatría, ha crecido su uso en el área médica en todo el mundo, y actualmente reciben servicios de musicoterapia desde bebes prematuros hasta adultos mayores, pasando por niños y adultos con diferentes diagnósticos", comentó la licenciada Marcela Lichtensztejn, jefa del Servicio de Musicoterapia del Instituto de Neurología Cognitiva (Ineco), que organizó el simposio.
"Tratamientos para el dolor, oncología, neonatología, maternidad, recuperación posquirúrgica, rehabilitación neurológica y la lista sigue. Incluso se utilizan los beneficios de la música para reducir dosis de anestesia o para ofrecer estimulación y calidad de vida a personas en estado de coma", completó Lichtensztejn.
El abordaje terapéutico desarrollado por Robbins junto con su colega, el pianista Paul Nordoff, propone un papel activo para el paciente: el musicoterapeuta no hace música para el paciente, sino con el paciente. Y no hace falta saber nada de música para verse beneficiado con su enorme potencial terapéutico. "El tipo de trabajo que hacemos es llamado «musicoterapia creativa», porque está basado mayormente en la improvisación", explicó Robbins. Improvisación e investigación
Pero detrás de la creatividad artística que utiliza como herramienta de trabajo el abordaje Nordoff-Robbins, se encuentra una sólida base científica con años de investigación financiados por el Departamento de Salud de los Estados Unidos, que dieron como resultado un método para la planificación del tratamiento, pero también para la investigación clínica en musicoterapia.
"Cada sesión debe ser grabada, y luego debe ser analizada cuidadosamente, antes de plantear la siguiente sesión. Lo importante es tener la libertad para improvisar, pero luego el tiempo para observar lo que uno ha hecho, y hasta dónde el niño [el paciente] ha llegado -dijo Robbins-. Lo que hacemos es utilizar la improvisación musical como una especie de radar que nos permite ver dónde se encuentran las respuestas y qué se puede hacer con ellas."
"Esta metodología de trabajo ha permitido realizar estudios que aportan evidencias clínicas de los resultados de los tratamientos", agregó Lichtensztejn, directora del posgrado de Musicoterapia y Neurología de la Fundación Favaloro.
"Hoy hay estudios sobre la sincronización rítmica y el movimiento en personas con Parkinson, precisamente para mejorar la anticipación, iniciación y ejecución motriz; estudios sobre la utilización del canto para estimular o recuperar el habla; estudios que evidencian los beneficios del uso de la música con bebes prematuros para estimular el desarrollo".
Así, de la mano de una investigación científica cada vez más sólida, el campo de trabajo de la musicoterapia se ha ampliado hasta lugares impesados. Robbins citó, por ejemplo, el caso de un hombre en coma que despertó tras un tratamiento de musicoterapia.
"Lo único que podía hacer era respirar, y el terapeuta simplemente le cantaba al ritmo de su respiración, muy suavemente. Al cabo de unas pocas semanas, comenzó a mover las manos, a abrir los ojos; pero lo destacable es que, una vez recuperado, recordó haber oído la voz de alguien que lo quería ayudar, que quería llegar a él a través de la música."
Fuente: www.lanacion.com.ar